domingo, 8 de noviembre de 2009

ABRAZANDO A SEBASTIAN

Son demasiadas cosas las que quisiera decir y a la vez se que ni el más sabio de los discursos tendría un verdadero sentido frente a la fieresa de este hombre, frente a su valentía, pero sobre todo y lo que siempre me esmero en tener presente más que ninguna otra característica suya el amor de padre, el amor genuino, el amor a toda prueba porque que mayor prueba del amor inmenso a la familia, a los hijos, al nido entero que inmolarse de amor, sacrificarse al dolor, abandonarse a la muerte y sus horrores prometidos.

Más que discursos, que pueden resultar palabras demasiado lavadas o manoseadas sueño con abrazar su cuerpo, darle un abrazo fuerte y lleno de ese mismo amor que él nos legó aquél día11 de Noviembre de 1983, en la Catedral de Concepción y decirle al oído simplemente gracias, gracias, gracias... por todo (ese todo que sería laaaargo y muuuuy tedioso para muchos pero que él y yo y muuuuuuchos otros tenemos la enorme suerte de conocer demasiado bien).

No hay más palabras, sólo quiero dejarte aquí amigo mío, querido Sebastián, el poema que escribí hace muchísimo tiempo atrás cuando siendo aún muy joven descubrí junto a tu nombre todo el horror que somo capaces de engendrar entre hermanos de una misma nación e incluso condición pero también toda, toda la grandeza de que somos capaces de entregar.

CATEDRAL

Yo supe de un hombre

hace algún tiempo

pero debo aclararles ciertamente

que en él la palabra hombre

se eleva y se agiganta

se eleva aun más y se enaltece

dejándonos la vara de su ejemplo

tan alto como un dios sobre el Olimpo

Yo supe de ese hombre acorralado

que lanzó al viento su suplica angustiada

Sebastián de manos agrietadas

de tanto suplicar clemencia

de tanto golpear mil puertas,

todas herméticamente cerradas

Acevedo tus ojos mutilados

por el llanto irrefrenable

distinguen aun así los ojos suyos

y de su garganta brotan

dos nombres amorosos

más valiosos que el aire que respiras

más bellos que la vida son sus vidas

Así te ofrendas

todo hombre- padre

frente a la nula conciencia del infame

que secuestró a quienes son tu carne

y son tus huesos

y lejos de tus manos lo mantiene

en aves prisioneras convertidas

Un ultimó suspiro aletargado,

en palabras que apenas dibujan tu boca

y tu cierras tu circulo de entrega

Cerraste tu circulo de amor

y en él vaciaste tu corazón de padre torturado

Cerraste tu circulo de amor

y no escuchaste a los que te llamaban a la cordura

cordura que no sirve ni te ayuda

a asegurar la vida de tus palomas

Vaciaste en aquel circulo tu amor

y tu plegaria

vaciaste tu furia encarnizada

vestiste tu cuerpo de bencina

y en la minúscula chispa de una llama

pudiste distinguir el rostro de ella

!María

mi niña , María Candelaria!

y ella no vino…

Días de fútbol , volantines

vienen a darle el ultimo empujón a tu destino

!Galo!

Galo, hijo!

y él no contesta

y entonces ya no existen

ni el tiempo ni el espacio

entonces ya nada te separa de tu ejemplo

Cerraste tus ojos y tu aliento

y entonces esos

tus dos brazos vacíos

se llenan de tu amor a llamaradas

a tu grito de dolor echo de espanto

responden los cuatro puntos

del viento horroriza dos

¿Cuando se vio

más amor derramado?

¿Cuando se vio más hombría

chorreando por las calles?

¿Cuando han acariciado

las nubes de estos cielos

un humo más precioso y más intenso?

que el que expelió tu carne

de hombre echo denuncia

¿Cuando han recibido el granito y el cemento

tesoro más precioso que tu sangre?

¿Y cuando Concepción fue más maldita

que el día que recibió entre sus brazos

tu cuerpo de Jesús carbonizado?

Pero tu te elevas desde allí

en llamarada gigantezca convertido

y en la patria entera el cielo y el suelo se remecen,

se abren , se unen y se estrechan

y te vemos Sebastián hombre - padre

montado en tu caballo

que ha fuego y sangre fue forjado

cabalgas con tu pecho como antorcha encendido

y de un salto caes justo sobre el corazón

y los ojos de los buitres

que arañaban tus entrañas

Pero tu sigue firme en tu cabalgata

y con tu dedo en rayo fulminante

convertido

acusas a los que torturan al hijo de tu vientre y pones en su frente

la marca del traidor

del que con sus propias manos derramo tu sangre

humilde

del que rebano tu corazón

con dos cuchillos

los únicos que en realidad podían herirte

y volaero Acevedo

te elevaste sobre todos y sobre todos pasaste como hiciste siempre

te elevaste sobre el humo y el llanto

raudo inquieto

nada raro hubiera sido que volaras al cielo presuroso

para inmolar allí tu alma de hombre padre

ante el mismímo padre celestial

como tu ultima protesta el cuervo

que hoy debora nuestros ojos y entrañas.

Cuando hablamos entonces de dolor y sacrificio

cuando hablamos de amor y consecuencia,

debemos agregar nuevas palabras,

y al diccionario del amor ya conocido

debemos agregarle

…Sebastián y Acevedo.



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